El tratamiento con oxígeno suplementario se lleva a cabo en multitud de áreas dentro de un hospital, desde el quirófano y UCI, hasta los pisos de hospitalización de medicina interna o de trauma. Por ello, se convierte en uno de los pilares básicos del tratamiento de muchos pacientes.
Así, La oxigenoterapia es la modalidad terapéutica más utilizada y eficaz en el tratamiento de la hipoxemia. Básicamente, se trata de administrar aire enriquecido con oxígeno a mayor concentración que la del aire ambiente y su eficacia estará determinada por el dispositivo seleccionado.
Cabe destacar que la utilización del oxígeno no está exento de riesgos asociados, por ello solo debe ser manipulado por profesionales sanitarios.
Dispositivos de oxigeno: la clave está en su uso
Para realizar dicha terapia es necesario contar con diferentes dispositivos de oxigenoterapia y ayuda ventilatoria, dichos dispositivos son herramientas que se utilizan para suministrar oxígeno suplementario a pacientes que cuentan con una dificultad respiratoria puntual o que tienen bajos niveles de oxígeno en sangre.
Algunos de los dispositivos de oxigenoterapia más comunes incluyen:
Cánulas nasales: son tubos de plástico suave que se colocan en las fosas nasales del paciente para proporcionar un flujo constante de oxígeno.
Máscaras faciales: son dispositivos que cubren la nariz y la boca del paciente y que se sujetan alrededor de la cabeza con una goma elástica. Proporcionan un mayor flujo de oxígeno que las cánulas nasales y pueden ser más cómodas para los que las utilizan.
Máscaras con reservorio: son similares a las máscaras faciales, pero tienen un reservorio de aire para proporcionar un suministro adicional de oxígeno.
Ventiladores mecánicos: son dispositivos que se utilizan en pacientes que no pueden respirar por sí solos y que requieren un soporte respiratorio completo.
Oxigenadores de membrana extracorpórea (ECMO): son dispositivos que se utilizan en pacientes que tienen una insuficiencia respiratoria grave y que no pueden ser tratados con otros dispositivos de oxigenoterapia. El ECMO proporciona un soporte respiratorio completo al oxigenar y eliminar el dióxido de carbono de la sangre del paciente.
Pero, ¿y cómo se utilizan los diferentes dispositivos?
Las cánulas nasales se colocan en las fosas nasales del paciente. Hay que asegurarse de que las cánulas sean del tamaño correcto para el paciente y que se ajusten cómodamente. A continuación, se debe conectar la cánula a la fuente de oxígeno, ajustar el flujo de oxígeno según las necesidades del paciente y el profesional se asegurará de que la cánula se mantenga en su lugar.
Las máscaras de oxígeno se colocan sobre la nariz y la boca del paciente. El personal de enfermería deberá comprobar que la máscara esté bien ajustada y que no haya fugas de oxígeno. Por lo que, deberá conectar la máscara a la fuente de oxígeno y ajustar el flujo de oxígeno según las necesidades del paciente.
En cuanto a los nebulizadores, se utilizan para administrar medicamentos inhalados, así como oxígeno. Los profesionales de enfermería deberán colocar el medicamento en el nebulizador y conectar el dispositivo a la fuente de oxígeno. Lo primero será comprobar que el paciente está cómodo y que el nebulizador esté colocado correctamente en la nariz o la boca del paciente.
Por otro lado, los concentradores de oxígeno se utilizan para suministrar oxígeno de manera continua. Por ello, el profesional debe asegurarse de que el concentrador esté enchufado y conectado a la fuente de energía. Además, deberá conectar la cánula nasal o la máscara al concentrador y ajustar el flujo de oxígeno según las necesidades del paciente.
Otro de los dispositivos serían los ventiladores mecánicos, que se usan para ayudar a los pacientes que no pueden respirar por sí mismos. En este sentido, el profesional tendrá que insertar el tubo del ventilador en la tráquea del paciente, tras ello comprobará que está conectado el ventilador a la fuente de oxígeno y ajustará la configuración según las necesidades de su paciente.
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